Colaboración

Created by potrace 1.10, written by Peter Selinger 2001-2011
Equipo de la Universidad de Cincinnati

 La mayorĆ­a de nuestra atención es brindada por trabajadores de salud comunitarios que hablan los idiomas de nuestros pacientes y entienden sus culturas. Para nosotros, asĆ­ ha sido siempre y asĆ­ serĆ”. Pero nuestros pacientes tambiĆ©n se benefician de la atención continua de un equipo de socios confiables de la Universidad de Cincinnati (en la foto de arriba).

Estos son mĆ©dicos y estudiantes de medicina y salud pĆŗblica apasionados por la salud global y comprometidos con cuatro visitas al aƱo, ademĆ”s de consultas de telemedicina durante la pandemia del  Covid-19, para atender a nuestros pacientes en las zonas rurales de Guatemala.
Después de una visita en noviembre, el equipo compartió sus reflexiones.

Estos son algunos pensamientos de Emily Furnish, mƩdica residente:

Era nuestro primer dĆ­a en la clĆ­nica de Chichimuch y  me di cuenta de que estarĆ­amos muy ocupados. Me asignaron a trabajar en Admisión y ya habĆ­a una fila de pacientes afuera esperando ser atendidos. DespuĆ©s de que Kylie y yo terminamos de tomar los signos vitales y anotar las principales quejas de todos los pacientes, querĆ­a ayudar a ver a las personas que estaban esperando. Como no habĆ­a mĆ”s habitaciones privadas disponibles para las entrevistas, decidĆ­ comenzar a realizar visitas de pacientes en nuestro autobĆŗs. La primera mujer que vi vino a la clĆ­nica para hablar sobre el dolor de estómago. Tras echar un primer vistazo a la hoja de admisión, pensĆ© que la visita serĆ­a bastante sencilla. Nos presentamos con  mi traductor, Frederick, cuando me sentĆ© en uno de los asientos del pasillo en el centro del autobĆŗs: mi nueva oficina.

A medida que avanzaba la entrevista, algo parecĆ­a estar mal; aunque no hablo espaƱol con fluidez, me di cuenta por su lenguaje corporal y tono de voz que habĆ­a mĆ”s en su mente. Finalmente dije: Ā«Este dolor te parece especialmente problemĆ”tico. ĀæQuĆ© crees que provocó todo esto?Ā» Cuando profundicĆ© mĆ”s, me reveló que el dolor de estómago comenzó despuĆ©s de que su esposo se fue de casa hace un mes y medio. Le preguntĆ©: «¿CuĆ”ndo vuelve a casa?Ā»- a  lo que ella respondió que posiblemente se habĆ­a ido para siempre; Ć©l la abandonó y se fue sin decĆ­rselo, dejĆ”ndola con 7 niƱos que cuidar. Luego le preguntĆ© si tenĆ­a apoyo en casa, asumiendo que al menos tendrĆ­a a su madre, o a  un amigo en su pueblo, alguien en quiĆ©n apoyarse para recibir ayuda y apoyo emocional. Tristemente, respondió que estaba realmente sola, sin amigos ni familiares cerca. Su madre vivĆ­a a horas de distancia a pie en un pueblo vecino, pero se sentĆ­a avergonzada de que su esposo se hubiera ido y no querĆ­a preocupar a su madre, por lo que se guardó su partida para ella. 

bus

Entonces, allí estaba yo, en un autobús con una paciente comprensiblemente angustiada y una traductora de 19 años, que estaba haciendo todo lo posible para transmitirme el aislamiento y la desesperación de su situación. QuizÔs éramos las únicas personas en las que sentía que podía confiar, un pensamiento que hizo que mi estómago se hundiera. Observé el paisaje y, por primera vez, pensé que estaba apartado, incluso distante, en lugar de expansivo y hermoso. Tener que valerse por sí misma y sus 7 niños en un pueblo rural, con pocos o ningún recurso, debe haber sido mÔs abrumadoramente sofocante de lo que puedo imaginar.

A pesar de todas las patologías médicas complejas que he visto en la residencia hasta ahora, este fue un momento en el que realmente sentí que no estaba calificado para brindar una atención competente. ¿Quién era yo, una completa extraña, para darle algún consejo a esta mujer? Sentí la situación fuera de mi alcance, no estaba  preparada para manejar la gravedad emocional de lo que este paciente había compartido. Me senté, el sol entrando por la ventana del autobús y golpeando mi espalda, escuchÔndola y deseando poder hacer mÔs.

Ese fue verdaderamente el tema del viaje: a pesar de todo el trabajo de preparación, los suministros y la colaboración acumulada a lo largo de los años con estas comunidades, todavía deseamos poder hacer mÔs por nuestros pacientes. Le dije que le daríamos seguimiento con frecuencia, tanto a través de Tele-Medicina como en el próximo viaje en persona. «Sepan que no estÔn solos y que seremos su sistema de apoyo incluso cuando las cosas se pongan difíciles». Me expresó una inmensa gratitud a mí ya Frederick.

MƔs tarde, me di cuenta de que este encuentro se trataba menos de resolver problemas concretos y mƔs de estar presente en el momento y tomarse el tiempo para hacer lo que nadie mƔs habƭa hecho: escuchar y hacer que el paciente se sintiera escuchado.

Seria ingenua al pensar que yo solo pude brindarle todo el apoyo emocional que necesitarÔ para seguir adelante, y ciertamente no me sentí merecedor de su gratitud al final de la visita. Sin embargo, esa experiencia me confirmó aún mÔs que realmente es posible fomentar y mantener la continuidad en un entorno de salud global. Cuando revisé el expediente de la paciente después de la visita, vi que había sido paciente de la clínica durante varios años y que muchos de nuestros residentes que se graduaron la habían atendido antes que yo. Con nuestro nuevo modelo de Tele-Medicina, me siento aún mÔs segura de que podemos brindar una mejor atención y continuidad a nuestros pacientes, no solo en términos de medicamentos y suministros que llevamos en los viajes durante todo el año, sino también brindando un espacio seguro y sin prejuicios. para que los pacientes compartan sus vidas con nosotros.

Nos sentimos muy honrados de tener mƩdicos reflexivos y talentosos como el Dr. Furnish que comparten su tiempo y experiencia con nuestros pacientes y nuestro equipo.